La palabra trauma deriva del griego y significa «herida». Un trauma es un evento que produce un impacto emocional que genera “estado de shock”, en el cual la persona no es capaz de desplegar sus recursos para afrontar la situación en forma eficiente.
La palabra trauma, coloquialmente suele asociarse con un hecho de violencia explícita, a grandes pérdidas o a desastres. Sin embargo, además de los traumas “objetivos”, aquellos que causarían un gran impacto a cualquier persona, existen también los “subjetivos”, que resultan traumáticos a una persona en particular, mientras que podría quizás pasar desapercibido para otra. Por lo tanto, las causas del trauma no determina la calidad del daño que éste produce, porque sus efectos dependerán de cada persona, de su fortaleza yóica, su edad, su contención afectiva, su historia y de la reiteración a lo largo del tiempo.
Si bien todos somos en mayor o menor medida resilientes, es decir tenemos la capacidad de reponernos del estrés, esta capacidad puede verse colmada por la acumulación de traumas a lo largo de la vida. Es por esto que los síntomas muchas veces surgen a partir de eventos que no son necesariamente el origen del problema, sino más bien como la gota que colmó el vaso.